22/6/09

Que cuento previsible, los malos son feos, infelices y terminan mal; los buenos son lindos, felices y comen perdices. También es un juego donde los hijos son muñecos o peluches, una juega a la mamá, al ama de casa. Qué distinto cuando vemos que la vida no se ajusta a ese juego infantil. No, la vida es otra cosa. La diferencia entre malos y buenos es más sutil que una cara bonita y un final feliz; la verdadera lucha entre el bien y el mal ocurre cada día en nuestro interior. Uno crece y el juego se vuelve más serio. Ay, quién pudiera vivir cantando como un chico. ¿Quién pudiera eternizar el juego?
CHIQUITITA
(creo que salio de esa canción)*

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